martes, 5 de octubre de 2010

Celebrando a Sor Juana

"En un amante no hay risa que no se altere con llanto."


"Sólo los celos ignoran fábricas de fingimientos, que como son locos, tienen propiedad de verdaderos."



Para todo se halla prueba y razón en qué fundarlo; y no hay razón para nada, de haber razón para tanto.

Teniendo por mejor en mis verdades consumir vanidades de la vida que consumir la vida en vanidades.

El oficio propio del silencio es "decir nada", que no es lo mismo que nada decir. El silencio es indecible, expresión sonora de la nada. El callar es significante. Aún de "aquellas cosas que no se pueden decir es menester decir siquiera que no se pueden decir, para que se entienda que el callar no es no saber qué decir sino no caber en las voces lo mucho que hay que decir".


Su principio, su medio y fin es éste:
¿pues por qué, Alcino, sientes el desvío
de Celia, que otro tiempo bien te quiso?
¿Qué razón hay de que dolor te cueste?
Pues no te engañó amor, Alcino mío,
sino que llegó el término preciso

No hay comentarios:

Publicar un comentario